sábado, 27 de diciembre de 2008

Navidad compartida

No hacía mucho que nos habíamos mudado a la nueva casa. Poco a poco íbamos conociendo a los vecinos que se iban incorporando a la comunidad del barrio que, recién inaugurado, se iba poblando rápidamente. Fue para esa época que se organizó esa Navidad compartida. Recuerdo que se montaron tablas sobre caballetes a modo de mesa. Llegaba casi de esquina a esquina, ocupando la calle frente a nuestra casa. Allí nos reunimos la mayoría de los vecinos de la cuadra. Cada uno trajo lo que había preparado para la ocasión y así compartimos la cena de aquella Nochebuena.
Fue la única ocasión en que ocurrió una cosa semejante. No sé por qué razón nunca más se organizó una cena en común como aquella. En los años siguientes cada uno se fue apartando con su familia, en su entorno, en su casa o en la de algún familiar y la tradición no prosperó. Es una pena, tenía un sabor especial el poder celebrar todos juntos. Hoy, tantos años después, una celebración de ese tipo parece prácticamente imposible de realizar; cada vez más encerrados y aislados como estamos, temerosos de la inseguridad, cada vez más individualistas y apartados del prójimo. Que bueno sería poder volver, aunque sea por un rato, a aquellos tiempos de puertas abiertas.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Una imagen de los '70

Así se veía el barrio por aquellos años.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Las razones del canal y del sur


Hay un barrio en la zona sur de la ciudad de Córdoba (Argentina) en el cual viví desde los diez años. Vicor.

Ese fue mi pequeño lugar en el mundo desde entonces hasta ya bien entrada en la madurez.

Allí crecimos mis hermanos y yo, y envejecieron mis viejos, y me casé, y nacieron mis hijos...

Un lugar, un tiempo.

Para llegar hay que tomar la ruta 5 que va a la localidad de Alta Gracia, un poco antes de llegar a la avenida de circunvalación, se cruza un canal maestro destinado al riego de quintas de la zona.

Recuerdo cuando papá estaba en las averiguaciones y tratativas para comprar la casa allí y le preguntaban dónde estaba el barrio, él siempre lo daba como referencia..., por la ruta, del canal unos kilómetros más hacia el sur...

A sus compañeros de trabajo les parecía que nos íbamos al fin del mundo... ¡a 10 kilómetros del centro!

A papá y mamá, llegados a las tierras cordobesas desde la inmensa urbe capitalina; esos diez kilómetros les parecían a la vuelta de la esquina.

Además, asi hubiera sido en el otro extremo de la tierra, no habría importado. Allí se condensaban los anhelos largamente acariciados de la casita propia, el pedacito de tierra donde plantar los sueños y sentarse, a la sombra del alero, a verlos florecer.

sábado, 23 de febrero de 2008

Del canal, al sur

Todos tenemos, de alguna manera, un lugar en el mundo. Papá tuvo el suyo. A veces lo amó, otras veces renegó un poco... Como sea, allí dejó su huella y su recuerdo, que se entrelazan inevitablemente con los míos.